En este último trimestre en el área de Lenguaje, hemos hecho pinitos en el arte de escribir, al contestar a propuestas más o menos originales como: catálogo de cómo copiar en un examen, o de cómo usar un sofá, catalogo de tipos de amigos, ...hasta propuestas futurístas como qué harías si te levantases un día de la cama, siendo del sexo opuesto, o siendo uno de tus padres, o si te convirtieses en un malvad@,... Os dejo alguna de los textos-respuesta a dichas propuestas que los alumnos me han prestado para compartirlas con vosotros. A disfrutarlas.
ESCRITURA CREATIVA 1:
El regalo del panda rojo
Hace mucho mucho tiempo en Asia (Japón)
vivía un pequeño panda rojo llamado Makoto que esperaba un regalo de su padre,
el Panda, que se fue muy lejos a China. Makoto siempre se acordaba de él todas
las noches mirando los cerezos porque su padre le decía que sus hojas estaban
muy ricas.
Un día Makoto le mando una carta a su
padre
diciendole que estaba todo bien. Su padre
le respondió:
-Querido Makoto cuando la primavera
acabe, cuando los cerezos se desfloren, recibirás una sorpresa que viene de
China, pero no te puedo decir nada más.Makoto se alegró de que su padre le
mandase una sorpresa.
Makoto quería ir ya a China y así fue,
decidió irse esa misma mañana, se preparó una mochila llena de bambú y botellas
llenas de agua.
Hechas también con bambú. Makoto se fue
por el camino más fácil, o no, en su viaje se encontró con muchas cosas:
tormentas, insectos, animales de todos los tamaños,…
Makoto estaba muy asustado, tanto que
estaba paralizado del miedo. Era de noche y Makoto muy asustado decidió subirse
a un árbol en el que pudiese dormir, pero era imposible, esos árboles eran muy
ásperos y espinosos y Makoto no pudo dormir. A la mañana siguiente continuó su
viaje, y se encontró una pagoda gigante. Makoto no se lo podía creer, todos los
arboles estaban desflorados y ya era verano. Makoto había llegado a China; en
la pagoda había un pergamino, Makoto lo leyó y ponía:
-Querido Makoto no dejes que la paciencia
te controle, has cruzado todo este camino cuando podías haber esperado a que el
regalo te llegase a la aldea finalizado el verano.
Makoto se sorprendió, su padre tenía
razón, por no ser paciente tuvo que pasar por cosas desagradables en todo ese
camino.
Makoto volvió a casa y cuando llegó se
encontró con su padre que le había llevado una caja de sushi de cerezo. Makoto
estaba súper contento y había aprendido una gran lección.
Autor: Cristian Mateos Vega
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